Dividida en cinco actos en los que se alterna la prosa con el verso, Romeo y Julieta se inicia con una riña entre miembros y criados de las dos principales familias de Verona, los Montescos y los Capuletos; queda así patente desde el principio la irreconciliable enemistad que enfrenta a ambos clanes. Ni Romeo ni Julieta están presentes en tal riña, que sólo finaliza cuando irrumpe el Príncipe Scala e impone la paz con amenazas.
En compañía de sus amigos Benvolio y Mercucio, Romeo asiste a una fiesta de máscaras en casa de los Capuletos, y, si antes se creía enamorado de Rosalina, ahora se siente cautivado por la belleza de Julieta; se acerca a ella y, tomándole la mano, le declara su amor. La pasión es instantánea y recíproca, y culmina en un beso; sólo tras separarse conocen, cada uno por su cuenta, la identidad del otro: Julieta es la hija de Capuleto; Romeo, el hijo de Montesco. Con este descubrimiento termina el primer acto.
Romeo llega al panteón, encuentra al conde Paris, que le sale al paso y lo increpa; luchan, y Romeo acaba matando al conde. A continuación, Romeo contempla por última vez el hermoso rostro incorrupto de Julieta, toma el veneno y cae muerto. Llega entonces Fray Lorenzo, y asiste al despertar de Julieta; tras ver a su lado el cuerpo de Romeo con la copa de veneno aún en la mano, Julieta comprende lo sucedido y, presa del dolor, se apuñala. El funesto desenlace es contado al Príncipe y a los Capuletos y Montescos por Fray Lorenzo, por el criado de Romeo y por el paje de Paris, causando la general consternación y el mínimo consuelo de la reconciliación de las familias, conmovidas por la catástrofe que ha provocado su enemistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario